Resulta tan
cotidiano escuchar a una madre, tío, prima, hermano/a, cualquier familiar decir:
-¡No sabes cómo maneja la computadora! ¡Y
tiene 4 años!
O 3 o 5 no
importan los años, si no las expresiones de asombro. ¡Entra a internet! Dicen,
hasta que llegan a la escuela y en cuatro horas los hacemos agarrar el lápiz y
la goma de borrar con el cuaderno respetando el renglón… Parece que nadie se
asombra
Frecuentemente
cuando pienso que algún día voy a tener a ese niño o niña de alumna, o que ya
los tengo, me pregunto si le sirve el dictado (¡¡¡porque en la secundaria le
van a dictar 4 hojas!!!), las tablas de memoria, en fin, tantas
contradicciones, porque a veces, ese familiar que se asombra porque maneja
solito o solita la computadora me viene a preguntar porque no le tomo las
tablas o porque no les di prueba, de donde saque la nota.
Incorporar las
TIC en nuestras prácticas tiene que ver con todo, porque me veo en la urgencia,
porque me lo exigen, porque me lo pide este o aquel, pero realmente ¡valoro lo
que ofrecen para mis alumnos?. Si pienso en que cambios origino, creo que nos “acerco”
o por lo menos nos concientizo de que están “ahí”, empezamos a crear
presentaciones en power point, en bajar videos de You Tube.
¿Qué cambios
miramos con desconfianza?
Todavía no
dejamos que nuestros alumnos creen, produzcan e intercambien, en mi contexto
cercano sin generalizar. Tratar es válido, pero es necesario generar ideas, o
por lo menos disparadores. Si nos proponemos buscar la colaboración y la cooperación
de nuestros alumnos en la generación de contenidos, que más que empezar
nosotros mismos, con nuestros colegas, intercambiemos miedos y con ellos salgamos a enfrentar nuestros desafíos
actuales.